Las nuevas oficinas de Kendo presumen de una elegancia casi imposible, un brillo vigorizante y paredes gráficas que se desarrollan junto con las tendencias de belleza, todo ello subrayado por un uso recurrente de oro y acabados dorados que elevan el espacio a un oasis de lujo.
Los acabados dorados, al igual que el espacio, son polifacéticos y adquieren diferentes calidades -mate, brillante, ligero, saturado- dependiendo de su cercanía a la luz. En la entrada, el comienzo de una larga pared dorada parece flotar justo sobre la línea del suelo, dejando pasar una banda de luz brillante a la altura de los pies, y la huella del logo de Kendo a la altura de los ojos. Esta pared central sirve de anclaje al resto de la oficina, cuyos espacios se organizan a lo largo de su longitud, y culmina en un espacio de descanso común donde los asientos de cuero negro de felpa se unen con otomanos redondos dorados para crear un lugar de descanso de felpa desde el que se pueden contemplar las vistas de la ciudad.
Siguiendo la larga línea de esa pared central, una mesa común se extiende hacia el mismo espacio de descanso, altas sillas de plástico a cada lado de ella captando la luz y redirigiéndola, un suave intermediario entre las líneas duras de la mesa y los suaves cojines de cuero de las sillas. En la parte superior, una luminaria reproduce esta mezcla de geometrías contrastantes: sombras cónicas forradas en oro sostenidas por un marco rectangular que arrojan luz sobre la mesa, su perfil contra el blanco del marco cortando una línea dura pero suave.
En la periferia de este espacio principal, los tiradores de las puertas lineales invitan a los visitantes a mundos diferentes y más privados. A medida que los acabados dorados dan paso a otros tonos - un suave rubor rosa en una habitación, un negro de tinta en otra - surgen espacios fantasiosos y de ensueño para reuniones y conferencias más pequeñas. Todos los espacios y sus tonos se unen en una oficina tan elegante y de moda como el propio Kendo.